En el capítulo de hoy hablaremos del momento de llamar a una abogada, y lo titularemos mejor llama a Cristina o parafraseando el Spin off de Breaking Bad, Better Call Cristina.
La inmensa mayoría de las personas busca un abogado cuando ya está con el agua al cuello, cuando las probabilidades de éxito están mucho más limitadas.
Esa es la gran diferencia entre las personas con muchos recursos y las personas con pocos, tendemos a pensar que resulta tan caro que mejor no pasar ni cerca, pero es un gran error, porque al final lo barato sale caro.
Tal y como sucede en la serie de Netflix, muchas veces es más útil utilizar al abogado preventivo. Es decir, cuando planificamos una operación, del tipo que sea, primero ponerlo en conocimiento de un profesional. Esto sirve desde un divorcio hasta el montaje de una empresa o alguna otra actividad menos confesable. Si, te puede sorprender, pero las actividades menos confesables suelen tener letrados/as en nómina. Un jefe que tuve en los inicios de mi carrera, siempre me decía: “somos receptadores necesarios, nuestros honorarios salen muchas veces de actividades delictivas” y yo volvía a casa llorando y le decía a mi madre “este trabajo no es para mi”, con los años he pulido ese sentimiento, que no deja de ser un reflejo de la condición humana, en sus mejores y peores momentos.
En las actividades menos confesables es donde se da más el uso de letrados preventivos, incluso existe un colectivo denominado “narcoabogados” formado por letrados/as que se dedican exclusivamente a la defensa de personas que se dedican al narcotráfico, no hace falta explicar que es una actividad delictiva pero no deja de ser el modo de vida de muchísimas personas, que evitan males mayores utilizando servicios legales preventivos.

El segundo gran error a la hora de acceder a una letrada o letrado es pensar que es mejor si lo paga otro. Esto no es una comida en un restaurante caro, dominar la situación exige que seas el pagador/a directo. ¿En muchos divorcios me he encontrado, curiosamente, que una de las partes litiga con el letrado del otro, cuando en realidad tendrán intereses no comunes, aunque sea de buen rollo, Luego llegan al despacho y les preguntas: “usted firmó este convenio??”, si claro, me lo dijo el abogado, y luego le preguntas : “qué abogado??” El que teníamos…, pero quien lo pagó?? ¿Bueno era una amiga suya, pero eso es lo mismo no?? Pues está claro que no, porque solo este punto explica que usted pague una pensión que le obliga a vivir en casa de su madre.
También se dá mucho esta situación en el ámbito delincuencial, el pez grande le dice al más pequeño “no te preocupes, yo contrataré al mejor abogado, no quiero que te pase nada” y el pez pequeño se sentirá feliz y protegido, cuando en realidad el pez grande está vigilando sus propios intereses, parece lógico, pero curiosamente los peces pequeños no lo ven así.
Al final, como dice una gran amiga mía, “a mí me gustan más las personas que el Derecho”
Músicas del episodio:
Maarten Schellekens – Lounge-It
Ketsa – Treasure