Aunque los derechos de las mujeres han avanzado de manera exponencial, y se ha recorrido una larga trayectoria, no deja de sorprenderme como no se ha traducido en igual medidas en la vida judicial.
En mis años como abogada, ha sido muy habitual llegar a una comisaría y que el detenido, con detenidas nunca me ha pasado, pidiera hablar con su abogado, ¡y al comunicarle que era yo exclamaba “¡Como va a ser usted mi abogado!!!” estrictamente eso era una realidad, no era abogado, era abogada. Puede parecer una chorrada, pero en la mente de muchas personas, determinadas profesiones se asocian con el género masculino. Esto tendría alguna explicación si fueran pocas las profesionales del Derecho, pero si nos vamos a los números, veremos que en la actualidad hay más juezas que jueces, hay más abogadas que abogados, muchísimas más procuradoras que procuradores. Así que el argumento, no nos sirve.
Otra cuestión, que quizá ha sido más relevante, es la identificación mental que se hace entre lo que se dice y la realidad. Seguramente al detenido que esperaba a su abogado, el policía (o la policía) le ha dicho antes “Ahora viene su abogado, hablará con él y después hablará delante del juez” lo que ya ha formado en su cabeza una idea preconcebida.
Si nos fijamos en los nombres de los colegios de abogados, son siempre Ilustre Colegio de Abogados de (la ciudad que sea), solo conozco el caso de Barcelona, donde ha sido modificado hace algunos años el nombre, por Il.lustre Col.legi del l’Advocacia de Barcelona, no era tan difícil, no? Se supone que somos el colectivo que brega en el mundo de los derechos, pero en casa del herrero…
A veces llega a tal punto esta identificación masculina, que siempre explico una anécdota que me sucedió en un juzgado de una población cercana a Barcelona, que en aquel momento tenía como titular una jueza bastante joven, cuando el detenido entró en la sala para declarar dijo que solo declararía delante del juez, a lo que la jueza respondió que se sentara, que era ella, y el señor muy contrariado responde “Como va a ser usted el juez!!” su propio letrado le recomendó que bajara el tono, y el individuo lejos de hacerle caso, a gritos respondió, “me merezco un juez como todo el mundo!!”. Estuvo a punto de sumar otro delito a la lista…

También pasa, como en el resto de espacios públicos, que los puestos de arriba siguen siendo hombres, mientras que las bases están ocupadas por mujeres. Esta reivindicación es muy antigua y daría para otro podcast, seguramente por personas más expertas que yo en la materia. Intento limitarme a mi experiencia bregando en los juzgados, desde cualquier parte de la mesa.
Como dice una amiga mía, “lo que no se menciona no existe” y esto es seguramente lo que nos pasa, nos parece un trabajo enorme, decir jueces y juezas, abogados y abogados, pero esto tiene una solución sencilla, puedes usar indistintamente ambos géneros, a veces dices abogadas y otras veces dices abogados, en unos momentos dices jueces y otras juezas por poner un ejemplo de cualquier profesión. Otra solución muy práctica es dirigirte a colectivos: la ciudadanía, la abogacía, la judicatura… y de esta manera evitamos eliminar al 50 % de la población, da las cosas que hablamos y que un señor cualquiera no se meta en problemas que no le vienen bien.
Foto de Miguel Bruna en Unsplash
Músicas del episodio:
Maarten Schellekens – Lounge-It
Ketsa – Treasure