El fabuloso mundo del consumo (nótese la ironía), nos hace generar constantes necesidades nuevas para los que no hay final. Animados por las entidades bancarias que han encontrado un jugoso negocio, hemos comprado televisores, Nintendos y Thermomix sin los que no podíamos vivir.
Los medios de pago de plástico se han hecho imprescindibles, para comprar un billete de avión, un producto de Amazon o para pagar un taxi, ya hay ciudades donde no se permite el metálico para controlar a los trabajadores de la empresa de taxi.
Una de las grandes artimañas de la banca es perderse en incomprensibles contratos de minúscula letra. Donde se utiliza un lenguaje rarísimo y unas fórmulas matemáticas que nadie entiende, pero como parecen tan serios y nosotros queremos, más bien necesitamos como comer, una tele o un móvil nuevos, entonces firmamos lo que sea.
En cualquier contrato de préstamo pagaremos un interés, para empezar a marearnos nos dicen que tiene un interés nominal y un TAE, y pensamos que listas son las personas que hacen estos contratos, porque hablar raro parece que significa tener razón. La combinación de estos dos conceptos hace que un interés nominal de un 13% y un TAE de un 19%, signifique que acabarás pagando la financiación a más un 30%.
Hace muchos años que el dinero de plástico se ha introducido en nuestras billeteras y es muy poco habitual que alguien no las utilice. Hay de muchos tipos, y cuando ya conocíamos la diferencia entre débito y crédito, y nos enteramos de que algunas tienen coste y otras no, llega la tarjeta revolving.

Cada vez que entras en cualquier gran superficie van a intentar colocarte una de estas tarjetas, con su maravillosa capacidad para comprar sin tener dinero (y sigo con la ironía). Aunque siempre hay que seguir la denominada doctrina monopoly: La banca siempre gana, nunca al revés, o sea los consumidores.
Voy a intentar explicar cómo funcionan:Por ejemplo la tarjeta es de 1000€ (lo que vale el tv)y tienen un interés altísimo por ejemplo 19%,aunque igual se nos escapa que con el jueguecito del TAE , en realidad acabaremos pagando un 30% por esa financiación, es decir 1300€ por el tv de 1000. Y empezamos a pagar cuotas de 100€.
Otra maravillosa capacidad es que cuando pagas esos 100€, vuelves a tener disponible 95€, y vamos justos para ir al súper, así que los usamos. Esos 85€ vuelven a rehacer el crédito con un nuevo interés que sumamos al primer 30%. Al mes siguiente pagamos otra cuota de 100€ y entonces tenemos disponible en la tarjeta 65€ y es final de mes y se ha pinchado una rueda, ¿qué hacemos?? Volver a usarla y así todos los meses porque las economías domésticas son lo que son y todo el mundo necesita comer, creo. ¿Y el mes siguiente? Así hasta que prácticamente no queda disponible.
¿Qué le ha pasado a nuestro bolsillo al final? que hemos pagado un televisor y algunas compras del súper a un 65%…. y entonces se nos ha hecho una bola tan grande que no hay forma humana de pagarla. Porque si tuviéramos forma humana de pagarla ya no habríamos utilizado este tipo de tarjeta.
Algunas personas se han encontrado que el día que cobran la nómina ya no le queda prácticamente nada. ¿Entonces que pasa? Que recibiremos un montón de llamadas de empresas variadas de recobro de morosos. Ya tenemos un 65% de intereses reales y un nivel de estrés superior al 40% del que teníamos antes.
Transcurridos algunos meses de esta situación, sin poder hacer frente al pago, picarán a la puerta y será una notificación del juzgado reclamándonos más del triple del precio inicial, y no entenderemos nada. Debemos tres veces el precio del televisor y lo llaman importe principal, el que ya se ha regenerado con nuevos intereses sucesivos, costas e intereses del pleito. Para entonces ya hemos dejado de dormir tranquilos, pero no pasa nada nada porque tenemos un flamante televisor para nuestras noches en vela.
Foto de Stephen Phillips – Hostreviews.co.uk en Unsplash
Músicas del episodio:
Maarten Schellekens – Lounge-It
Ketsa – Treasure